La oración a Santa Filomena es una plegaria muy poderosa que nos permite pedir una gracia a esta niña santa, quien fue martirizada durante la época de las persecuciones del imperio romano al cristianismo, por negarse a romper su voto virginal con Cristo Jesús.
Santa Filomena siempre escucha las súplicas de sus fieles creyentes; quienes, con mucha fe y optimismo acuden a ella, para pedir su intercesión ante Dios en medio de situaciones difíciles y desesperadas.
Además esta santa es protectora de los bebés y los niños, la fertilidad, las causas perdidas, prisioneros y de los afligidos.
Por eso, si te gustaría conocer un poco más sobre esta santa mártir; entonces, déjame decirte que aquí encontrarás su historia, los milagros realizados y las mejores oraciones, para que con ellas puedas solicitar el favor o la gracia que con urgencia necesitas.
¿Quién es Santa Filomena? Historia
En el año 1802 durante las excavaciones realizadas en la Catacumba de Priscila en Roma (Una de las catatumbas más antiguas de Roma), se descubrieron los restos de una niña que al parecer habría sido una mártir cristiana.
Los restos encontrados correspondían a una niña de unos 13 o 14 años de edad, y su tumba contenía símbolos que representaban el sufrimiento y el doloroso tormento que padeció durante su martirio (Un ancla, un látigo, un par de flechas, una lanza, una palma y una imagen de un lirio).
El ancla significa que había sido lanzada a aguas profundas, el látigo con esferas de plomo era un símbolo utilizado para identificar a aquellas victimas de las persecuciones al cristianismo quienes murieron siendo mártires.
Por otro lado, el par de flechas en direcciones contrarias, representan el milagro del cambio de dirección de las flechas que fueron lanzadas hacia Filomena con la intención de asesinarla, tal como sucedió con el arcángel Gabriel en el monte Gargano.
Así mismo, la imagen del lirio encontrada en su tumba, representa el triunfo del cristianismo sobre el mal, y el símbolo de la palma su virginidad.
Se dice que Filomena y su familia formaban parte de la realeza que gobernaba un pequeño estado de Grecia; y que, además, sus padres desde el momento de su concepción, se convirtieron en creyentes del cristianismo de la iglesia antigua.
Filomena siempre acompañaba a sus padres a todos lados. Motivo por el cual, fue con ellos hasta Roma, para pedir ayuda militar al emperador Diocleciano y así poder combatir y vencer a los invasores de sus tierras.
Al ser admitidos en el palacio real, el emperador Diocleciano se fijó inmediatamente en la belleza externa de Filomena. Por eso, de manera inmediata, le ofreció al padre de Filomena toda la fuerza de su imperio a cambio de la mano de su hija.
El padre aceptó instantáneamente ese honor; pero, lo que no sabía, era que su hija no tenía intención de romper el voto perpetuo de castidad que había hecho con la intención de entregarse completamente a Dios.
Por esta razón, Filomena fue llevada ante el emperador Diocleciano, quien intentó hacerla cambiar de opinión a través de promesas e incluso amenazas.
Ninguno de estos intentos tuvieron éxito, haciendo que el emperador enfureciera y ordenara encarcelarla en la prisión del palacio.
A partir de ese momento, comenzaron las torturas; Filomena estuvo encarcelada durante 37 días y como se mantenía firme en su decisión de defender el voto de castidad, comenzaron los terribles castigos por parte del emperador y los diversos milagros de Dios, demostrando que él estaba con ella.
Finalmente, Filomena murió como una mártir cristiana por orden de Diocleciano.
Sin embargo, la historia de esta santa se basa solo en revelaciones y no en datos históricos. Por eso, la misma se considera como una leyenda.
Motivado a esto, desde el momento en que se encontraron sus restos y sabiendo por los símbolos tallados en su tumba que había sido martirizada, las personas acudieron en oración a Santa Filomena para pedir por el descanso de su alma y para que les permitiera conocer su historia.
Es así como Santa Filomena hizo revelaciones de su vida a 3 personas distintas, las cuales no tenían nada en común más allá de la fe en Dios y de sus oraciones hacia a ella, pidiendo que les permitiera saber quién era y cómo fue que llegó al martirio.
Revelaciones de Santa Filomena
Santa Filomena hizo revelaciones privadas sobre su vida a 3 personas, para que pudieran dar a conocer su historia al mundo.
Estas personas fueron un artista que llevaba una vida piadosa, un sacerdote y una religiosa de Nápoles llamada Madre María Luisa de Jesús, quien dedicó su vida al cuidado los enfermos y de los más necesitados.
Ellos tenía algo en común, ya que rezaban la oración a Santa Filomena con mucha fe y tenían gran interés por saber qué le había sucedido a esta niña.
El relato de la madre María Luisa de Jesús sobre la vida de Santa Filomena en el año 1833 fue el siguiente:
Yo soy la hija de un príncipe que gobernaba un pequeño estado de Grecia. Mi madre era también de la realeza. Ellos no tenían niños. Eran idólatras y continuamente ofrecían oraciones y sacrificios a sus dioses falsos. Un doctor de Roma llamado Publio, vivía en el palacio al servicio de mi padre. Este doctor había profesado el cristianismo. Viendo la aflicción de mis padres y por un impulso del Espíritu Santo les habló acerca de nuestra fe y les prometió orar por ellos, si consentían a bautizarse. La gracia que acompañaba sus palabras, iluminó el entendimiento de mis padres y triunfó sobre su voluntad. Se hicieron cristianos y obtuvieron su esperado deseo de tener hijos.
Al momento de nacer me pusieron el nombre de Lumena, en alusión a la luz de la fe, de la cual era fruto. El día de mi bautismo me llamaron Filumena, hija de la luz (filia luminis) porque en ese día había nacido a la fe. Mis padres me tenían gran cariño y siempre me tenían con ellos. Fue por eso que me llevaron a Roma, en un viaje que mi padre fue obligado a hacer debido a una guerra injusta.
Yo tenía trece años. Cuando arribamos a la capital nos dirigimos al palacio del emperador y fuimos admitidos para una audiencia. Tan pronto como Diocleciano me vio, fijó los ojos en mí.
El emperador oyó toda la explicación del príncipe, mi padre. Cuando este acabó y no queriendo ser ya más molestado le dijo: yo pondré a tu disposición toda la fuerza de mi imperio. Yo solo deseo una cosa a cambio, que es la mano de tu hija. Mi padre deslumbrado con un honor que no esperaba, accede inmediatamente a la propuesta del emperador y cuando regresamos a nuestra casa, mi padre y mi madre hicieron todo lo posible para inducirme a que cediera a los deseos del emperador y los suyos. Yo lloraba y les decía: ¿Ustedes desean que por el amor de un hombre yo rompa la promesa que he hecho a Jesucristo? Mi virginidad le pertenece a Él y yo ya no puedo disponer de ella.
Pero eres muy joven para ese tipo de compromiso -me decían- y juntaban las más terribles amenazas para hacerme que aceptara la mano del emperador.
La gracia de Dios me hizo invencible. Mi padre no pudiendo hacer al emperador ceder y para deshacerse de la promesa que había hecho, fue obligado por Diocleciano a llevarme a su presencia.
Antes tuve que soportar nuevos ataques de parte de mis padres hasta el punto, que, de rodillas ante mí, imploraban con lágrimas en sus ojos, que tuviera piedad de ellos y de mi patria. Mi respuesta fue: No, no, Dios y el voto de virginidad que le he hecho, esta primero que ustedes y mi patria. Mi reino es el Cielo.
Mis palabras los hacía desesperar y me llevaron ante la presencia del emperador, el cual hizo todo lo posible para ganarme con sus atractivas promesas y con sus amenazas, las cuales fueron inútiles. Él se puso furioso e, influenciado por el demonio, me mandó a una de las cárceles del palacio donde fui encadenada. Pensando que la vergüenza y el dolor iban a debilitar el valor que mi Divino Esposo me había inspirado. Me venía a ver todos los días y soltaba mis cadenas para que pudiera comer la pequeña porción de pan y agua que recibía como alimento, y después renovaba sus ataques, que si no hubiera sido por la gracia de Dios no hubiera podido resistir.
Yo no cesaba de encomendarme a Jesús y su Santísima Madre.
Mi cautiverio duró treinta y siete días, y en el medio de una luz celestial, vi a María con su Divino Hijo en sus manos, la cual me dijo: “Hija, tres días más de prisión y después de cuarenta días, se acabará este estado de dolor.” Las felices noticias hicieron mi corazón latir de gozo, pero como la Reina de los Ángeles había añadido, dejaría la prisión, para sostener un combate más terrible que los que ya había tenido. Pasé del gozo a una terrible angustia, que pensaba me mataría. Hija, ten valentía, dijo la Reina de los Cielos y me recordó mi nombre, el cual había recibido en mi Bautismo diciéndome: “Tu eres LUMENA, y tu Esposo es llamado Luz. No tengas miedo. Yo te ayudaré. En el momento del combate, la gracia vendrá para darte fuerza. El ángel Gabriel vendrá a socorrerte, Yo le recomendaré especialmente a él, tu cuidado”.
Las palabras de la Reina de las Vírgenes me dieron ánimo. La visión desapareció dejando la prisión llena de un perfume celestial.
Lo que se me había anunciado, pronto se realizó. Diocleciano perdiendo todas sus esperanzas de hacerme cumplir la promesa de mi padre, tomó la decisión de torturarme públicamente y el primer tormento era ser flagelada. Ordenó que me quitaran mis vestidos, que fuera atada a una columna en presencia de un gran número de hombres de la corte, me hizo que me latigaran con tal violencia, que mi cuerpo se bañó en sangre, y lucía como una sola herida abierta. El tirano pensando que me iba a desmayar y morir, me hizo arrastrar a la prisión para que muriera.
Dos ángeles brillantes con luz, se me aparecieron en la oscuridad y derramaron un bálsamo en mis heridas, restaurando en mí, la fuerza que no tenía antes de mi tortura.
Cuando el emperador fue informado del cambio que en mi había ocurrido, me hizo llevar ante su presencia y trato de hacerme ver que mi sanación se la debía a Júpiter el cual deseaba que yo fuera la emperatriz de Roma. El espíritu Divino, al cual le debía la constancia en perseverar en la pureza, me llenó de luz y conocimiento, y a todas las pruebas que daba de la solidez de nuestra fe, ni el emperador ni su corte podían hallar respuesta.
Entonces, el emperador frenético, ordenó que me enterraran, con un ancla atada al cuello en las aguas del río Tíber. La orden fue ejecutada inmediatamente, pero Dios permitió que no sucediera.
En el momento en el cual iba a ser precipitada al río, dos ángeles vinieron en mi socorro, cortando la soga que estaba atada al ancla, la cual fue a parar al fondo del río, y me transportaron gentilmente a la vista de la multitud, a las orillas del río.
El milagro logró que un gran número de espectadores se convirtieran al cristianismo.
El emperador, alegando que el milagro se debía a la magia, me hizo arrastrar por las calles de Roma y ordenó que me fuera disparada una lluvia de flechas. Sangre brotó de todas las partes de mi cuerpo y ordenó que fuera llevada de nuevo a mi calabozo. El cielo me honró con un nuevo favor. Entré en un dulce sueño y cuando desperté estaba totalmente curada. El tirano lleno de rabia dijo: Que sea traspasada con flechas afiladas. Otra vez los arqueros doblaron sus arcos, cogieron todas sus fuerzas, pero las flechas se negaron a salir.
El emperador estaba presente y se puso furioso y pensando que la acción del fuego podía romper el encanto, ordenó que se pusieran a calentar en el horno y que fueran dirigidas a mi corazón. Él fue obedecido, pero las flechas, después de haber recorrido parte de la distancia, tomaron la dirección contraria y regresaron a herir a aquellos que la habían tirado. Seis de los arqueros murieron. Algunos de ellos renunciaron al paganismo y el pueblo empezó a dar testimonio público del poder de Dios que me había protegido. Esto enfureció al tirano. Este determinó apresurar mi muerte, ordenando que mi cabeza fuera cortada con un hacha.
Entonces, mi alma voló hacia mi Divino Esposo, el cual me puso la corona del martirio y la palma de la virginidad.
Restos de Santa Filomena
Los restos de Santa Filomena reposaron en Roma bajo custodia general, hasta que el Papa no otorgó la autorización para que sus reliquias fueran expuestas a la veneración de los fieles cristianos. Este hecho ocurrió 3 años después, en 1805.
Los restos de Santa Filomena fueron trasladados a Mugnano, la cual es una pequeña ciudad cerca de Nápoles, Italia ese mismo año.
Este traslado de los restos hacia Mugnano se dio porque el sacerdote de este pueblo, llamado Francis di Lucia; acudió a Roma con la intención de llevar hasta su iglesia, los restos de algún joven mártir, que, con su heroísmo, fuera motivo de inspiración para los jóvenes de la comunidad.
Por eso, al caminar por el pasillo donde reposaban las reliquias de varios santos, sintió una gran alegría y gozo espiritual al pasar frente a la reliquia de Santa Filomena, donde comenzó a rezar.
Después de este acontecimiento, el padre Francis solicitó al prelado encargado de su custodia, el traslado de las reliquias hasta la iglesia de Mugnano.
Al momento de trasladar las reliquias de Santa Filomena a la iglesia de Mugnano, surgieron grandes acontecimientos, como el hecho de que curara las enfermedades de algunos fieles creyentes durante ese trayecto, quienes rezaban ante sus reliquias la oración a Santa Filomena para solicitar estas gracias.
Milagros de Santa Filomena
Los milagros otorgados a los fieles cristianos por obra de Dios y gracias a la intercesión de Santa Filomena, comenzaron desde el mismo momento en que sus restos y reliquias fueron trasladados a la iglesia de Mugnano.
Se dice que, durante el trayecto, curó las enfermedades de las personas que tocaban sus reliquias y acudían en oración a Santa Filomena con mucha fe.
Gracias a estos hechos y a la revelación realizada por la madre María Luisa de Jesús, el culto a Santa Filomena fue creciendo primero por toda Europa hasta llegar a América.
Uno de los milagros más reconocidos a través de los tiempos, fue el milagro de la sanación física de Pauline Jaricot, quien era una joven hija de aristocráticos franceses que sufría de una enfermedad cardíaca, la cual ponía en riesgo su vida.
Jaricot, ya conocía la historia de Santa Filomena; y, aunque su estado de salud era grave, decidió viajar hasta Mugnano, donde se veneran las reliquias de esta Santa (Provincia de Avelino, iglesia dedicada a la Virgen de las Gracias), para pedirle en oración por su salud y su sanación física.
Pauline Jaricot era una mujer creyente del cristianismo, la cual se sentía atraída por la paz espiritual y las cosas de Dios.
Por eso, al estar cerca de las reliquias de Santa Filomena, su corazón latió tan fuerte que se desmayó instantáneamente.
Las personas que la acompañaban creyeron que había muerto, pero al despertar, se percataron que Patricia había sido sanada milagrosamente por Dios, gracias a la intercesión de Santa Filomena.
Canonización de Santa Filomena
Luego de comprobar que Patricia Jaricot había sanado de manera milagrosa, fue canonizada el 30 de enero de 1837 por el Papa Gregorio XVI.
Los restos de esta santa mártir reposan actualmente en el Santuario de Santa Filomena ubicado en Mugnano del Cardinale, Italia.
¿Qué se le pide a Santa Filomena?
Las personas acuden en oración a Santa Filomena para pedir su intercesión ante situaciones difíciles, por la salud, para atraer el amor, dinero y realizar otras peticiones similares.
Para ello, rezan con mucha fe, benevolencia y esperanza a esta santa virgen, quien con amor dedicó su corta vida al servicio del señor.
¿Cuándo se celebra el Día de Santa Filomena?
El día de Santa Filomena se celebra en el calendario litúrgico de la iglesia católica todos los 11 de agosto.
Durante el día de su celebración, es común ver que las personas visiten el santuario para rezar la oración a Santa Filomena, agradecer los favores concedidos, solicitar una gracia o llevar ofrendas.
Por otro lado, Santa Filomena es considerada como la patrona de la localidad de Villalba de la Lampreana, España. Allí se realizan fiestas patronales en su honor donde se puede disfrutar de actividades religiosas, gastronómicas y culturales durante estas festividades.
Principales Oraciones a Santa Filomena
La oración a Santa Filomena es muy poderosa cuando se realiza con mucha fe y esperanza. Por esta razón, a continuación, encontrarás las mejores oraciones a Santa Filomena, para que puedas solicitar la gracia divina que tanto necesitas.
Oración a Santa Filomena para un Milagro (Pedir Favores)
Muchas veces nos encontramos en situaciones en las que solo podemos pedirle a Dios fortaleza y su intervención divina para poder obtener un milagro.
Por eso, en estos casos, acudimos en oración a Santa Filomena, para que, a través de su intercesión, nuestras súplicas sean escuchadas más rápidamente por Dios. Ya que, los santos se encargan de suplicar por nosotros para ser escuchados por el Todopoderoso.
Sabiendo esto, podemos rezar la siguiente oración a Santa Filomena para pedir un milagro o un favor especial.
¡Oh Gloriosa Santa Filomena, Virgen y Mártir!,
ejemplo de fe y esperanza,
generosa en la caridad, humilde en la vida,
a Vos suplico, escuchad mi plegaria.
Desde el cielo donde reináis,
haced caer sobre mi toda la protección y auxilio
que necesito en este momento
en que mis fuerzas enflaquecen.
Vos que sois tan poderosa junto a Dios,
interceded por mí, os ruego
y alcanzadme la gracia que os pido
(Haz aquí la petición).
¡Oh Santa Filomena!,
ilustre por tantos milagros, pedid por mí,
concededme el milagro de ver resueltos
mis difíciles problemas.
No me abandonéis,
jamás dejéis de mirar como un rayo de esperanza
sobre mí y mi familia.
Apartad de mí las tentaciones,
dad paz a mi alma y bendecid mi casa.
¡Oh Santa Filomena!,
por la sangre que derramasteis por amor a Jesucristo,
alcanzadme la gracia que os pido:
(Repite aquí la petición).
Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santa Filomena,
ayudadme en mi desesperación,
no me abandonéis en estos duros momentos.
Te prometo que seré tu devoto
y que manifestaré a otros necesitados
lo milagrosa y bondadosa que eres.
Amén.
Reza tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
Oración a Santa Filomena para Casos Difíciles
Cuando estamos pasando por un momento difícil y no sabemos qué hacer, podemos confiar en que Dios nos ayudará a superar estas situaciones con su infinita bondad y amor.
Por eso, podemos pedirle en Oración a Santa Filomena, que eleve nuestras súplicas hasta el altísimo, para que sean escuchadas y atendidas por el creador.
Para ello, podemos rezar la siguiente oración a Santa Filomena para Casos Difíciles, y gracias a ella y a su intercesión, poder alcanzar la gracia divina que necesitamos.
¡Oh Purísima Virgen! gloriosa Mártir Santa Filomena, quien Dios en Su poder eterno parece haber revelado al mundo en estos días desastrosos para revivir la fe, sostener la esperanza e inflamar la caridad en almas cristianas, contempladme postrada a vuestros pies.
Dignaos, Oh Virgen llena de bondad y virtud, recibir mis humildes oraciones y obtener para mí esa pureza por la cual sacrificasteis los placeres más atractivos del mundo, esa fortaleza de alma que os hizo resistir los más terribles ataques y ese ardiente amor por nuestro Señor Jesucristo que los más temidos tormentos no pudieron extinguir en vos. Así que, imitándoos en esta vida, pueda algún día ser coronada con vos en el Cielo.
Amén.
¡SANTA FILOMENA, PATRONA DE LOS HIJOS DE MARÍA, ¡ROGAD POR NOSOTROS!
(Realiza la petición)
Rezar un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Oración a Santa Filomena para el Amor
Las personas por naturaleza anhelan encontrar el verdadero amor de su vida. Es decir, ansían conocer a esa persona con quien puedan compartir sus buenos y malos momentos.
Se sabe que Santa Filomena murió martirizada, sufriendo tormentos por defender su voto virginal, su fe y su amor por Jesucristo. Motivo por el cual, se le considera como un símbolo de amor puro y desinteresado.
Por esta razón, si te gustaría obtener la gracia de poder encontrar a tu amor verdadero, no dudes en rezar con mucha fe la siguiente oración a Santa Filomena para el Amor.
¡Oh! Misericordiosa Santa Filomena, símbolo de la esperanza y del amor, te pido que me ilumines para alcanzar la felicidad y la prosperidad.
Virgen bendita y humilde, tú jamás renunciaste a Dios por el infinito amor que le tenías. Por eso, te imploro que te encargues de alejar los malos sentimientos que me impiden conocer al amor de vida.
Muéstrame el sendero indicado para conocer a la persona con la que Dios quiere que comparta el resto de la eternidad.
Niña pura e inocente, bendice mi vida para que encuentre al amor verdadero y jamás sea víctima de las tentaciones.
Amén.
Oración a Santa Filomena para la Salud
Santa Filomena es considerada protectora de los débiles y de quienes padecen algún dolor a causa de enfermedades físicas.
Por eso, las personas le piden en oración a Santa Filomena por la salud propia, de algún familiar, amigo, conocido, e incluso, para pedir por el cese de la pandemia del covid-19 a nivel mundial.
Por consiguiente, si eres fiel creyente de esta santa niña bondadosa, puedes rezar la siguiente plegaria.
Santísima, y gloriosa, impoluta santa María, progenitora permanente de tus feligreses y devotos, sé mediadora por mí, en el logro del perdón de mis faltas, ante nuestro poderoso señor celestial, oye mis plegarias, que te hago, con mucha humildad, en las que te solicito, con toda la fe que tengo, ser sanado de esta grave enfermedad, que azota a mi cansado cuerpo.
De la misma forma te imploro, con toda la humildad posible, santa virgen dame los dones de sanación.
Santa virgen María, te suplico, que dejes que santa Filomena, tu descendiente predilecta, interceda en mi causa, con todo el poder del señor, para que me sane de este terrible mal, que es un trastorno que no me deja vivir.
Santa Filomena, te imploro que me ayudes a dejar de sufrir por esta dolorosa enfermedad que hoy padezco, obra en mí tu poderosa bondad, para que cese del todo este mal, con fe, gracias te doy.
Amén.
Novena a Santa Filomena
La novena a Santa Filomena es un proceso de oración continua, el cual se realiza durante 9 días consecutivos, con la intención de recibir por parte del creador, la gracia encomendada en las oraciones.
Las oraciones de la novena son elevadas a Santa Filomena, para que sea ella quien haga llegar nuestras suplicas al altísimo; y, de esta manera, obtener el milagro que con tanta fe le pedimos.
¿Cómo se reza la novena a Santa Filomena?
Por lo general, la novena se realiza después de rezar el santo rosario y luego rezamos las oraciones de la novena en el siguiente orden.
- Oración para todos los días.
- Oración para cada día.
- Oración Final.
Sabiendo esto, una vez hayas concluido el santo rosario, comenzamos la novena diciendo: “Novena a Santa Filomena”, nos persignamos y rezamos el acto de contrición.
Oración para Todos los Días
La oración para todos los días es una plegaria de preparación de la novena a Santa Filomena, la cual debemos rezar todos los días antes de la oración de cada día, para solicitar la gracia que se desea alcanzar.
¡Oh gloriosa virgen invencible Mártir Santa Filomena! Tú, que, por amor al Corazón Sagrado de Jesús, has sufrido dolorosos tormentos y derramaste toda tu sangre virginal, y entregaste tu tierna y angelical vida, en testimonio heroico de la verdad de la Religión Cristiana que yo mismo tengo el honor de profesar, presenta a Dios en mi favor todos tus martirios y, por tus valiosas súplicas, alcánzame de Él, este amor ardiente a Jesucristo junto con el favor especial que hoy te solicito:
(Se pide la gracia especial que se desea alcanzar).
Para que, sirviendo fielmente mientras viva, a tan soberano Rey y Señor, logre la felicidad de poseerle, junto contigo, en el Reino de los Cielos.
Amén.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Primero
Santa Filomena vivió en una época en la que las persecuciones del imperio romano al cristianismo se estaban llevando a cabo.
Por eso, en la oración a Santa Filomena de este primer día de la novena, podemos ver que anteriormente se vivía en un mundo lleno de idólatras y paganos, pero esta niña santa con su amor incondicional a Dios, pudo soportar el martirio por parte del emperador Diocleciano tras negarse a convertirse en su esposa.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de pureza! Que, en el siglo IV, siglo lleno aún de idolatría y de corrupción pagana, a pesar de todos los prestigios del error y del odio que profesaban a los cristianos los vanos adoradores de los falsos dioses, diste un heroico testimonio de la Fe.
¡Niña llena de sabiduría, que, a los once años, en una edad tan tierna, en que las ilusiones del mundo ofrecen escollos a la inocencia, te escapaste de sus lazos consagrando a Jesucristo tu virginal pureza que habías de guardar inviolable aun a costa de tu vida! ¡Santa Filomena! Por esta virginal pureza, hoy perla preciosísima de tu celestial corona, te ruego atiendas mis súplicas y te dignes presentarlas a tu Divino Esposo y por tus méritos, alcánzame de Él esta Fe viva y esta pureza de corazón, sin las cuales no se puede entrar en el Reino de Dios.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Segundo
Santa Filomena rechazó cualquier promesa realizada por parte del emperador Diocleciano, porque ella conocía la crueldad con la que él estaba persiguiendo a los cristianos.
Por esta razón, en la oración a Santa Filomena de este segundo día, nos muestra la determinación de esta niña, porque siempre se mantuvo firme al defender su voto de virginidad; compromiso que había decidido adquirir desde muy joven.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de firmeza! A quien las vanidades humanas no lograron seducir con sus brillantes atractivos.
Las promesas y caricias más halagadoras te encontraron insensible. Tú despreciaste el trono de Roma, el primer trono del mundo, rehusando la mano y la corona que te ofrecía el Emperador Diocleciano, el más poderoso monarca de la tierra en aquella época, por servir con fidelidad a Jesucristo elegido Esposo purísimo de tu alma.
¡Santa Filomena!, te suplico me alcances la gracia de saber apartar mi corazón de las vanidades de la tierra y, dominando mis pasiones, pueda superar los obstáculos que se opongan a mi eterna salvación y lograr un día llegar contigo a la posesión de la Patria Celestial.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Tercero
La oración a Santa Filomena de este tercer día de la novena, nos demuestra como las plegarias y la fe son sinónimo de fortaleza. Ya que, gracias a sus oraciones, pudo soportar toda clase de calamidades por parte de su pretendiente y verdugo, el emperador Diocleciano.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de fortaleza! Tú, a pesar de tu tierna edad, hiciste brillar con espíritu robusto el fervor de tu humilde y constante oración. Fortalecida con ella desapreciaste las amenazas del tirano Emperador después de haber desechado sus ofrecimientos más halagadores.
La oración te ayudó a preferir las incomodidades de una prisión, a soportar el ayuno, los horrores de las cadenas y a rechazar los honores comprados a cambio de la infidelidad a Jesucristo, a quien te habías consagrado por el voto de la virginidad. ¡Santa Filomena!
Alcánzame de Dios, te lo ruego, este espíritu de oración a fin de que pueda resistir las malas inclinaciones de mi naturaleza y de preferir todos los trabajos y sufrimientos antes que ofender al Señor que es digno de todo honor y de toda gloria.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Cuarto
En la oración a Santa Filomena de este cuarto día de la novena, se refleja el dolor que tuvo que soportar esta noble niña, por el simple hecho de rechazar la mano de un tirano que no respetó su voto virginal de ella para con Dios.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de valor! Que sufriste grandes y vergonzosas humillaciones cuando te arrastraron por las calles públicas de la ciudad de Roma en medio de los gritos del pagano populacho, siempre sediento de la sangre de los cristianos y donde dejaste jirones de tu carne virginal.
Con ejemplar resignación tú soportaste a los verdugos flagelar, con látigos de puntas de acero, tu delicado y juvenil cuerpo y sufriste estos tormentos por amor a tu Divino Esposo Jesucristo nuestro Salvador.
¡Santa Filomena! Te ruego me alcances de Dios la gracia de dominar mis flaquezas y flagelar la sensualidad con saludables penitencias, principalmente con las que han sido establecidas por la Iglesia, para que puedan agradar al Señor y obtener un lugar en el reino de sus escogidos. Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Quinto
Santa Filomena es símbolo de determinación, de fe y de amor; ya que, después de haber sufrido tantos horrores, fue presentada ante el emperador Diocleciano, para que se rindiera ante él y aceptara cumplir sus peticiones.
Sin embargo, como podemos ver en la siguiente oración a Santa Filomena, se demuestra como el valor y la determinación provienen con mayor fuerza de la fe y el amor de Dios. Porque gracias a la fortaleza que esta nos proporciona, se pueden superar las duras pruebas de la vida.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir llena de constancia! Tú, que con tu paciencia heroica en los tormentos agotaste la furia de tus verdugos y cansaste sus brazos ensangrentados. El Señor quiso curarte para redoblar tus combates y multiplicar tus triunfos.
Conducida de nuevo ante el emperador perseveraste en tu determinación de amor a Jesucristo e iluminada del Cielo confundiste a quienes osaron atacar las verdades de nuestra fe.
¡Santa Filomena! Te ruego me alcances de Dios la gracia de amar y servir fielmente al mismo Jesús y de no separarme de Él en esta vida para después verle y gozarle eternamente.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Sexto
Dios nunca nos abandona cuando más lo necesitamos. Por esta razón, en la oración a Santa Filomena de este sexto día del novenario en su honor, podemos ver cómo Dios envió a dos ángeles, para que la ayudaran a soportar una de las tantas penurias que tuvo que pasar antes de morir.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir inalterable! Condenada a ser arrojada a las aguas del río Tíber. Atada al cuello un ancla fuiste precipitada a sus aguas; más el Señor envió dos ángeles que hicieron pedazos el ancla y la lanzaron al fondo del río y en sus brazos fuiste transportada completamente ilesa a la playa.
Ante este prodigio realizado por Dios en tu favor, tú viste convertirse a la fe de Jesucristo una multitud de espectadores paganos, lo que llenó de consuelo a tu atribulado corazón.
¡Santa Filomena! Alcánzame la gracia de llevar una vida verdaderamente cristiana a fin de que con este ejemplo pueda edificar a mis prójimos, mantenerlos en amistad con Dios y enseñarles el camino del paraíso celestial al que, por tu mediación, espero también llegar.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Séptimo
La oración nos fortalece espiritualmente e incluso, físicamente. Un claro ejemplo de ello, fue la fortaleza que mantenía Santa Filomena tras recibir varios castigos por parte del emperador Diocleciano.
Por eso, la oración a Santa Filomena de este séptimo día de la novena, nos revela la fortaleza que Dios le otorgaba a esta niña, después de los castigos recibidos por parte de sus verdugos.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir invencible! La constancia de tu fe y la fidelidad inviolable a tu Divino Esposo Jesucristo, hicieron que el verdugo te entregara a un nuevo tormento y tu virginal cuerpo atado a un árbol, fue traspasado por una lluvia de agudas flechas.
Se agotaron tus fuerzas por el derramamiento de sangre y moribunda, te condujeron de nuevo a la cárcel, donde después de un dulce y placentero sueño que te envió el Señor, despertaste fortalecida y con nueva vida.
¡Santa Filomena! Alcánzame de Dios el valor suficiente para rechazar los impulsos pecaminosos que el maligno espíritu lanza constantemente contra mí, a fin de que obtenga como tú, la palma del triunfo y pueda gozar de la paz del Señor.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Octavo
En el mundo existe mucha vanidad, soberbia y tentaciones. Motivo por el cual, en la oración a Santa Filomena de este octavo día de la novena en su honor; podemos tomar su vida como ejemplo, para aprender a despreciar las tentaciones y el pecado que se nos presentan día a día.
Oración
¡Santa Filomena Virgen y Mártir llena de heroísmo! Tú fuiste conducida por la ira del tirano al suplicio de los dardos encendidos en vivo fuego que habrían de acabar con tu vida terrenal. Mas por el poder de Dios, los flecheros quedaron impotentes sin poderte dañar con sus dardos encendidos
¡Santa Filomena! Obtenme de Dios la gracia de poder despreciar las incitaciones de los enemigos de mi alma que son el mundo, el demonio y la carne. Que sepa huir de las malas lecturas, de las conversiones peligrosas, de las malas compañías, y de todas aquellas ocasiones en que mi alma pueda encenderse en el vivo fuego del pecado, para que permaneciendo siempre fiel como tú, a mi Divino Salvador, pueda gozarle en la Vida Eterna en compañía de los limpios y puros de corazón.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Día Noveno
Para finalizar esta novena a Santa Filomena, culminamos la historia de su vida con una oración en la que finalmente vemos como culminó su martirio, al ser decapitada por orden del emperador Diocleciano.
Sin embargo, hoy en día, gracias a su bondad, a su pureza, fortaleza y determinación por defender su voto virginal y su fe en Cristo; Santa Filomena goza del reino de los cielos, llevando las súplicas de sus fieles creyentes ante el creador para que sean escuchadas y atendidas.
Oración
¡Santa Filomena, Virgen y Mártir gloriosa! Que terminaste tus combates por la fe con un ilustre martirio.
Desesperado Diocleciano por no conseguir sus deseos, mandó al verdugo a que te decapitara y tu alma voló luminosa con la corona de las vírgenes y la palma de los mártires, hacia el seno del Esposo de las vírgenes, quien la recibió triunfante y la colocó en el coro de los escogidos.
¡Santa Filomena, preciosa Mártir! Dígnate coronar el final de esta novena alcanzándome de Dios, que nada te rehúsa, la gracia de amar con todo mi corazón a la Santísima Virgen María, la Reina más pura de las Vírgenes y de los Mártires, que te consoló en la prisión y confortó tu espíritu para sufrir valerosamente el martirio. Que ella me ampare con su protección maternal, en las penas de este valle de lágrimas, me defienda en la hora de mi muerte, y después goce de su presencia, en tu compañía, en el Reino eterno de la Gloria.
Amén.
Reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
¡Santa Filomena, ruega por nosotros!
Oración Final
La oración final de la novena a Santa Filomena, es una oración de cierre en la que le pedimos ayuda para fortalecer nuestro corazón y nuestra fe en Cristo Jesús.
Santa Filomena es una nueva luz, escondida durante los siglos, que surgió en nuestros tiempos, para la Iglesia militante.
Ella ejerce hoy un glorioso apostolado. Las obras de los justos no perecen, son semillas que permanecen enterradas por un tiempo.
¿Qué ha hecho Filomena para adquirir esta gloria? Ha amado la justicia y aborrecido la iniquidad. Su corazón lleno de amor a Dios, fue alimentado por El día y noche. Todo lo que ha emprendido fue coronado con el éxito.
Santa Filomena, ayúdame a fortalecer mi corazón con actos de virtudes. Mientras más abundante sea la semilla, más grande será la cosecha.
Me esforzaré para aumentar en mí los tesoros de piedad, paciencia, caridad, humildad, obediencia y todas las virtudes cristianas.
No perderé ningún momento, pues el tiempo es oro en la vida. Asísteme, sé para mí un ancla de esperanza.
Te lo ruego en el nombre de Jesús, Amén.
Reza un Padre nuestro, Ave María y Gloria, un Credo y la Salve.
Para concluir, nos gustaría resaltar que, la oración nos proporciona descanso, paz y tranquilidad espiritual, tal como lo demostró Santa Filomena.
Por eso, es importante que, al momento de rezar cualquier plegaria, lo hagas realmente de corazón, confiando siempre en que Dios por intercesión de Santa Filomena, escuchará tus súplicas y atenderá tus necesidades.
Finalmente, recuerda que en todofe.com te ofrecemos las mejores oraciones y novenas dedicadas a los diferentes santos y santas de Dios. Para que, con ellas, puedas solicitar la gracia de Dios que tanto necesitas, a través del santo de tu devoción.